tragedia en clarines

Publicado en por fundacion ecologistas 4x4 en accion venezuela


La muerte llegó como una nube naranja
Gas cloro iba rumbo a represa Los Clavellinos para tratar el agua

A todos los afectados tuvieron que colocarles oxígeno porque el ahogo fue recurrente en los que llegaron a los centros asistenciales (Carlos Reyes /El Tiempo)

Trataban de inhalar fuerte, pero era imposible. No podían respirar. Se ahogaban y mientras más les faltaba el aire, más crecían la desesperación y el miedo a morir asfixiados. Ese fue el síntoma común que se repitió en aquellos que resultaron afectados por el derrame de gas cloro, ocurrido en el sector Minifinca, de la carretera Clarines-El Hatillo, estado Anzoátegui, el miércoles a las 8:26 de la noche, luego de que la gandola que trasladaba 17 cilindros se volcara.

Sonia Rojas y su hija de 13 años fueron de esos afectados que creyeron morir ahogados. "Creí que había llegado el final, pensé que nos moríamos". Con la respiración entrecortada, y desesperada por la falta de aire, Sonia tuvo que cargar a su muchacha que colapsaba. La adolescente cedió primero a la asfixia. Su piel comenzó a tornarse violeta (cianótica), perdió el conocimiento y no reaccionaba a ningún estímulo. Así llegó al Hospital Antonio Rondón Lugo de la población de Clarines. Aunque ambas lograron superar los síntomas, permanecían ayer en el centro asistencial. "Tengo miedo a que se repita la crisis de mi hija, prefiero permanecer aquí", dijo Sonia.

Yanira Bárcenas no se asfixiaba, ella no paraba de vomitar. La séptima vez lo hizo con vestigios de sangre; además le dio fiebre y picazón en todo el cuerpo. A ella también le dio miedo por el bebé que lleva en su vientre. A su enorme barriga se abrazaba como si rezara para que aquella pesadilla terminara pronto. Un poco de calma volvió a su rostro, cuando el médico tratante le dijo que no había nada que temer.

Ellas son el reflejo de lo que padecieron más de 800 personas que resultaron afectadas por el derrame del gas cloro y que lograron sobrevivir, según indicó el director general de Protección Civil, Fernando Perdomo. De esas, explicó el gobernador de Anzoátegui, Tarek William Saab, 50 permanecían hospitalizadas; cinco de ellas muy graves y una más en estado crítico. Los primeros auxilios los prestaron en el Hospital Antonio Rondón Lugo y los casos más complicados en el Hospital Luis Razetti de Barcelona.

Pero el saldo fue aún peor. Nueve clarinenses fallecieron por haber estado expuestos al gas tóxico. Seis de ellos fueron identificados como: Wilmer Castellanos, 55; María Esther Martínez, de 34 años; Pedro Sojo, Ely Canelón, de 33; Freddy José Morales, 45; y Aura Arismendi de Macías, presidenta de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría.

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Perdomo dijo que aunque se hablaba de nueve muertos, no se había contabilizado aún la cantidad exacta. Admitió que se se comentaba de once fallecidos, pero no tenía la certeza.

Perdomo aseguró además que más de 300 personas fueron desalojadas. Ellas estaban repartidas en cuatro sectores que fueron los afectados: Paso Real, José Antonio Anzoátegui, Clarines y Las Casitas de Barrio Obrero. Las reubicaron en la Casa de la Alimentación y en la escuela del caserío de Cauritico.

Señaló que los atendidos ayer eran los que estaban durmiendo y no se percataron del problema, los que tenían los aires acondicionados encendidos y las personas que padecen de problemas en las vías respiratorias.

Según trascendió, la crisis durará cuatro días, si no ocurre alguna otra eventualidad.

Ayer fue declarado en Clarines y zonas circunvecinas como día no laborable. El anuncio lo hizo el alcalde del municipio Bruzual. Se estima que la medida se mantenga tres días más.

Las personas permanecerán en el refugio durante los días que esté declarada la emergencia y volverán, cuando los expertos -Bomberos de Pequiven y Pdvsa- hagan un estudio y verifiquen que ya no habrá peligro.

Para dónde iba

El conductor de la gandola que trasladaba el gas cloro, presuntamente, intentó pasar un camión que transitaba por la carretera nacional de Oriente, a la altura del sector Mini Finca. Con la plataforma, al parecer, chocó al camión que llevaba una carga de hierro, y en ese momento tres de los 17 cilindros que llevaba, cayeron y se derramaron. El conductor que llevaba el gas cloro, al ver que aquel material se derramaba, se colocó su máscara de seguridad, se bajó de la gandola y huyó. Esta había salido desde Maracaibo, estado Zulia y se dirigía hacia la represa Los Clavellinos en Cumaná, estado Sucre. El material, según se pudo conocer, sería usado para tratar el agua.

Econtrans, empresa que transportaba el gas cloro, al parecer fue contratada por Isolago, que se encarga del mantenimiento de las represas del país.

Los encargados de atender la emergencia fueron los Bomberos de Pequiven y de Pdvsa, quienes llegaron desde el Complejo Petroquímico Jose, ubicado en Anzoátegui.

Ellos eran los únicos capacitados para manipular el gas tóxico, que corrió como una nube de color naranja apenas se derramó.

Una de las fallecidas, cuyo nombre no pudo conocerse hasta el cierre de esta edición, habló con su hijo minutos antes de morir. Ella le dijo: "No sé lo que está pasando, pero una nube naranja viene hacia nosotros". La dama manejaba su carro. Diez minutos después de hundirse en la nube, murió asfixiada.

Con información de Deisy Buitrago

Miriam Rivero María Isoliett Iglesias
EL UNIVERSAL

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